El final de la guerra supuso una segunda derrota para muchas de las combatientes. Ya habían sufrido la primera, cuando se vieron obligadas a abandonar sus unidades en el frente.
Grupo de civiles abandona España en dirección a Francia (1938)
Para las que se quedaron en España se inició una etapa de silencio y, en muchos casos, de estigma social, o largos periodos de cárcel y represión, incluidas las condenas a muerte.
Las que pudieron, se exiliaron en países latinoamericanos o se instalaron en Francia de manera permanente y rehicieron sus vidas.
Grupo de refugiadas cruza la frontera a francesa por Catalunya (febrero de 1939)
Refugiadas españolas abandonan Francia para exiliarse en México (agosto de 1939)
Algunas de las exiliadas continuaron combatiendo a las fuerzas reaccionarias durante la Segunda Guerra Mundial, tanto en la resistencia francesa como en las fuerzas armadas de la Unión Soviética. Otras, participaron desde el exterior de los movimientos de resistencia contra el franquismo en España. Varias decenas acabaron deportadas a campos de concentración alemanes.
En cualquier caso, la mayoría de ellas, tanto las que vivieron bajo la dictadura franquista como las que se instalaron en otros países, nunca reivindicaron su papel durante la guerra.
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