Varios miles de mujeres combatieron enroladas en las milicias populares entre julio y diciembre de 1936.
Milicianas en el frente (27 de octubre de 1936). Autor: Benitez
La miliciana, una vez incorporada en una columna, marchaba al frente con el resto de la unidad en igualdad de condiciones. Sabemos que mayoritariamente combatieron en primera línea. Cinco de cada diez voluntarias combatieron con el uso de armas.
Aunque, como en el caso de los hombres, muchas trabajaron en servicios auxiliares o sanitarios en las propias unidades de combate.
Miliciana motorista de los servicios de enlace (15 de octubre de 1936). Autor: Cervera
Estas voluntarias lucharon diseminadas por las decenas de unidades que intentaban organizarse en la extensa geografía peninsular. Hemos documentado su presencia en 149 columnas o batallones.
Miliciana en un parapeto de primera línea del frente (13 de noviembre de 1936). Autor: Diaz Casariego
Combatientes en diferentes columnas y frentes peninsulares (agosto-diciembre de 1936)
Con la creación del Ejército Popular de la República y la militarización de las Milicias Populares, el número de mujeres movilizadas en el frente decayó significativamente, a partir de 1937 se entró en una nueva etapa del conflicto que afectó gravemente el papel de la mujer combatiente.
Francotiradora descansando en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (diciembre de 1936). Autor: Almazán
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