La sublevación de los militares

El 17 de julio de 1936 se sublevó el ejército que se mantenía en el territorio del protectorado español en Marruecos.

En un primer momento, este hecho no produjo una gran conmoción en territorio peninsular, simplemente fue un pronunciamiento más en la sucesión de hechos traumáticos que, de manera recurrente, se habían manifestado en España tras el inicio del siglo XX.

Los cambios impulsados por la República crearon un escenario de confrontación permanente entre los diversos actores sociales y económicos del país. La violencia política, sin ser un hecho novedoso, se incrementó en el transcurso de los años; la transformación a la que aspiraba parte de la población española se encontró con la oposición frontal de amplios estamentos sociales, en especial de los que habían mantenido, hasta la fecha, el control de las instituciones del país.

Por otra parte, la influencia de la situación política en Europa apareció en la península de manera notoria: de un lado los movimientos revolucionarios internacionalistas, tanto socialistas, en sus diversas facetas, como libertarios gozaron de gran adhesión entre la población española; del otro, los movimientos autoritarios y fascistas se empezaron a articular de manera significativa a lo largo de toda la geografía nacional.

Archivo Fotográfico de la Fundación Anselmo Lorenzo (CNT)

Obreras afiliadas a la CNT de una fábrica de tejidos  de Barcelona (1936)

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Una reacción popular sin precedentes

En este panorama, no es de extrañar que la propagación de la sublevación del protectorado a guarniciones militares en territorio peninsular provocase una reacción popular sin precedentes. Durante las primeras horas, especialmente a partir del 19 de julio, miles de afiliados y afiliadas de las organizaciones sindicales, socialistas y republicanas se organizaron para defenderse de la acción de los militares alzados.

Archivo Fotográfico de la Fundación Anselmo Lorenzo (CNT)

Combates en Madrid (julio de 1936). Autor: Díaz Casariego

Las mujeres participaron desde los primeros enfrentamientos callejeros, en las jornadas que ocurrieron en muchas de las ciudades y pueblos del territorio peninsular durante julio de 1936. Derrotar a un ejército profesional y bien armado implicó grandes sacrificios para las organizaciones del Frente Popular: miles de civiles murieron o fueron gravemente heridos. A pesar de eso, por primera vez, se había derrotado a los militares. 

Archivo Fotográfico de la Fundación Anselmo Lorenzo (CNT)

Combates en Madrid (julio de 1936). Autor: Díaz Casariego

La derrota de las guarniciones sublevadas en las principales ciudades del país, especialmente en Madrid, Valencia y Barcelona, provocó la desmovilización de las 1.a, 2.a y 4.a divisiones orgánicas del ejército republicano. Esta fuerza fue suplantada por las milicias populares, articuladas mediante la incorporación de miles de civiles voluntarios, miembros de las fuerzas de orden público y militares profesionales que se habían mantenido fieles al gobierno. Cientos de mujeres se alistaron voluntariamente en estas nuevas fuerzas armadas.

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Grupo de combatientes del barrio de Ventas, Madrid (21 de julio de 1936). Autor: Albero y Segovia

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Derrota del último reducto de los sublevados en Valencia, el cuartel del Regimiento de Caballería «Lusitania» (2 de agosto de 1936). Autor: Vidal